jueves, 24 de enero de 2013

ANÁLISIS DE LA CRISIS DEL PERIODISMO EL DIA DE LOS PERIODISTAS

            Que hoy sea San Francisco de Sales, patrón de los periodistas, sólo es un factor trivial para poder reflexionar, una vez más (no sin dolor) del deterioro de una profesión especialmente masacrada en esta coyuntura de declive. 
 
            La tarea de contar noticias se ha transformado en una labor tristemente envilecida por sujetos activos que, amparados bajo férreos intereses económicos e ideológicos, utilizan la profesión para encumbrar dotes propagandistas que serían idolatradas por Goebbels. 
 
          La coyuntura se agrava cuando la manipulación se erige en el único fin para la construcción de una realidad “irreal” que cada vez vive más alejada de la sociedad. Rebelarse ante la ausencia de investigación y presencia de la censura son factores que se convierten en determinantes para intentar ofrecer una perspectiva óptima a la vieja figura del trovador.
 
          La lucha se percibe fratricida cuando además, hemos de intentar la reconciliación de la profesión desde la atalaya a la que se está defenestrando al periodista. Los despidos de trabajadores, los cierres de empresas de comunicación, la aglutinación de medios en unas pocas manos, en general, la idea de prescindir de los que deberían ser “notarios” de la convivencia ante la sociedad supone el deterioro de la propia sociedad y la puesta en circulación de principios que atacan directamente al sistema democrático.

           El mal ha dejado de ser puntual o circunscrito sólo a un pequeño grupúsculo de intereses, ahora el peligro es sintomático. La crisis coyuntural va más allá de fronteras, por eso la defensa de la necesidad de un periodismo libre y plural es tarea de muchos. Es tarea de todos.
       
       Nuestra perspectiva de futuro dependerá de cómo la profesión deje de considerar su situación como un mal endémico y decida recurrir a la solidaridad y el corporativismo para defender su rol social.
 
       La campaña del pasado mes de diciembre iniciada por la Federación de Asociaciones de Periodistas de España (FAPE) es real “Sin periodismo no hay democracia”. Pero también es cierto que el derecho a la información es un reconocimiento constitucional tanto como el derecho a un trabajo digno.
 
        Y ahí, en busca de la dignidad periodística debemos mostrar la palabra como arma porque “la única lucha que se pierde es la que se abandona” y hoy la principal lucha del periodismo, de los periodistas,  es su propia supervivencia.
 

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