sábado, 19 de enero de 2013

A MIS CAMARADAS...QUE ESTIME

                Será el día lluvioso, será el recuerdo más cercano de la última velada, será que aún quedan palabras o será que todavía la ira es lo que me invade…pueden ser muchas cosas cuando en realidad sólo es una la que sostiene este encuentro ante el teclado: el valor de la amistad, o mejor, la corroboración de la existencia de la esencia del compañerismo.
 
              En general, no son amigos todos aquellos con los que compartes cada jornada laboral, pero a veces sucede “algo” que te ofrece la innegable oportunidad de conocer que hay alguien, hay varios, con los que parece que sólo compartes espacio profesional pero que,  en realidad, ocupan un lugar privilegiado en la composición cotidiana de tu libro de vivencias.
           Puede que hayas compartido días en los que sólo te has trasladado un saludo con ellos, puede que hayan sido más las discrepancias que las coincidencias, puede que te hayan resuelto un enredo, puede que haya habido alguna discusión o puede incluso que haya habido indiferencia; pero son rostros que han ocupado (ocupan)  tu galería de imágenes diarias durante décadas y eso ofrece un fruto. Las semillas que lo han germinado disponían de un valor que parecía acomodaticio pero que en realidad esperaba el momento para florecer deslumbrante.
        En un momento donde aún hace daño sentir tanta hipocresía alrededor, descubrir que estás  acurrucada entre quienes han tejido desde la lealtad el más noble de los abrigos, te conmueve. No sólo te sientes abrigada en época de  invierno sino que también bajo ese manto te sientes resguardada de tanta falsedad de tanta penumbra. Es ahí, deslumbrada por esa luz donde vamos a invernar para luego brotar con la brillantez que los prisioneros de la injusticia merecen.
          Es un rincón tejido desde la honradez tan ausente en este siglo XXI como necesaria para “trencar l’ou” y descubrir, como dice mi siempre estimado “padrino” profesional, que hay mundos que no podíamos imaginar.
 
           La nostalgia nos araña, la herida es demasiado sangrante para cicatrizar sin dolor pero cada momento junto a mis CAMARADAS me hace constatar que:

Habrá otras vidas para reencontrarte,
habrá caminos para ir a buscarte,
te deseo lo mejor, te deseo lo mejor...

Hoy los recuerdos me queman la sangre,
hoy tu presencia colma hasta mi aire,
te siento en mi respirar y en mi interior...

Hoy el pasado vino a visitarme,
y mi futuro se sentó a observarme...

Afrontare mi realidad,
no volveré a decir nunca jamás...
Yo te querré y soñare que tú me querrás,
juntitos volveremos a imaginar,
juntitos a imaginar...

Que no habrá nadie que sea más que nadie,
que habrá igualdad sin derramar la sangre,
de lo que quieren vivir,
de los que quieren vivir en paz...

Que no habrá vidas que mueran de hambre,
que no habrá excusas para los culpables,
que se olvidaron de amar y pedir perdón...


Afrontaré mi realidad...

Me encontrarás trazando con respeto melodías,
me encontrarás despierto cada noche,
soñando por el día...
Me encontrarás sembrando entre mi gente fantasías,
tocando con el alma acordes de utopías...

(Te deseo lo mejor. David De María)
        Esas utopías que nos van a ayudar a desafiar lo que aún nos queda por vivir…. perquè ara sabem que els  camins construits junts fa que la nostra ullada es dedique únicament al futur i ens asseguem, només,  per a vore cóm el passat ens ha fet tan grans....vos ha fet tan grans....

 

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