jueves, 3 de enero de 2013

LA VERDAD EN LOS GABINETES DE COMUNICACIÓN


            No está mal rectificar o simplemente cambiar y punto. Siempre dar un giro a una determinada actitud ha de ser alabado; son varias decenas las opiniones que después de 3 días ha vertido el universo futbolístico nacional por la reactivación de la sala de prensa de la Ciudad deportiva del R.Madrid. Siempre es de agradecer que, cuando la manipulación acampa con plena libertad en todos los campos y la autocensura parece la orden de trabajo del nuevo periodismo, se pueda disponer de la posibilidad de escuchar y preguntar, algo que se ha convertido en una auténtica quimera.
          Sin embargo, las razones del cambio de estrategia, aunque se puedan intuir, están circunscritas a muy pocas personas, a pesar de que es fácil saber que, tras el continuo desgaste de Mourinho y su ya inevitable salida del club merengue, abrir el foro a otros personajes lo que consigue es cerrar especulaciones y ofrecer “documentos de despiste”. Sí señores la decisión repentina de volver a la vieja costumbre de exponer a los jugadores a los medios es la nueva idea de “manipular” pero la más inteligente. 
         No voy a demonizar yo a los gabinetes de prensa, tal vez un “mal” necesario en esta época aunque no acierten en el diseño de su política. Tanto desde dentro como desde fuera, siempre he considerado necesario ese rol de asesor de comunicación que lleva implícito (o al menos llevaba) los estudios de ciencias de la información.  Además la existencia de los gabinetes de prensa está convirtiéndose  en un bálsamo importante para una de las profesiones más castigadas en este tramo de siglo XXI.  Pero necesitarían un nuevo giro.

         Mantener la idea que el silencio es la mejor forma de evitar el mal es una falsa certeza y ahí es precisamente donde vician sus capacidades los gabinetes de comunicación. Callar las informaciones no supone más que abrir el abanico de la especulación y, en tiempos de ausencia de voz dejar resquicios para elucubrar es el más grave error que puede cometer un asesor de comunicación.
          Se les olvida los que esconden u ocultan que “nunca es triste la verdad….lo que no tiene es remedio” (Serrat). Entonces, ¿para qué mentir?, ¿no será mejor exponer las cosas como son y luego exponer perspectivas de análisis que generen sinergias  y/o confrontaciones, debates, etc.etc.?
         Ese debería de ser el verdadero fin del gabinete. Saber trabajar con la verdad, muchas veces es la mejor de las informaciones y la que ausenta más los enemigos. Pero claro, para eso sería necesario saber trabajar desde la verdad y  no asumir como único fin la manipulación de la realidad.

 

 

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