No
está mal rectificar o simplemente cambiar y punto. Siempre dar un giro a una
determinada actitud ha de ser alabado; son varias decenas las opiniones que
después de 3 días ha vertido el universo futbolístico nacional por la
reactivación de la sala de prensa de la Ciudad deportiva del R.Madrid. Siempre
es de agradecer que, cuando la manipulación acampa con plena libertad en todos
los campos y la autocensura parece la orden de trabajo del nuevo periodismo, se
pueda disponer de la posibilidad de escuchar y preguntar, algo que se ha
convertido en una auténtica quimera.
Sin
embargo, las razones del cambio de estrategia, aunque se puedan intuir, están
circunscritas a muy pocas personas, a pesar de que es fácil saber que, tras el
continuo desgaste de Mourinho y su ya inevitable salida del club merengue,
abrir el foro a otros personajes lo que consigue es cerrar especulaciones y
ofrecer “documentos de despiste”. Sí señores la decisión repentina de volver a
la vieja costumbre de exponer a los jugadores a los medios es la nueva idea de “manipular”
pero la más inteligente.
No
voy a demonizar yo a los gabinetes de prensa, tal vez un “mal” necesario en
esta época aunque no acierten en el diseño de su política. Tanto desde dentro como
desde fuera, siempre he considerado necesario ese rol de asesor de comunicación
que lleva implícito (o al menos llevaba) los estudios de ciencias de la
información. Además la existencia de los
gabinetes de prensa está convirtiéndose
en un bálsamo importante para una de las profesiones más castigadas en
este tramo de siglo XXI. Pero
necesitarían un nuevo giro.
Mantener
la idea que el silencio es la mejor forma de evitar el mal es una falsa certeza
y ahí es precisamente donde vician sus capacidades los gabinetes de
comunicación. Callar las informaciones no supone más que abrir el abanico de la
especulación y, en tiempos de ausencia de voz dejar resquicios para elucubrar es
el más grave error que puede cometer un asesor de comunicación.
Se
les olvida los que esconden u ocultan que “nunca es triste la verdad….lo que no
tiene es remedio” (Serrat). Entonces, ¿para qué mentir?, ¿no será mejor exponer
las cosas como son y luego exponer perspectivas de análisis que generen
sinergias y/o confrontaciones, debates,
etc.etc.?
Ese
debería de ser el verdadero fin del gabinete. Saber trabajar con la verdad,
muchas veces es la mejor de las informaciones y la que ausenta más los
enemigos. Pero claro, para eso sería necesario saber trabajar desde la verdad y
no asumir como único fin la manipulación
de la realidad.