domingo, 12 de junio de 2011

CÓMO SER GRANDE EL PEQUEÑO

          A veces el detalle florece por encima de los conceptos, son esas ocasiones en las que la anécdota o la singularidad adquieren aires de grandilocuencia. En el periodismo deportivo, las serpientes mediáticas se enrocan como espiral interminable en épocas estivales donde la ausencia de información se sustituye bajo dos vertientes. O bien, el rumor se endilga en noticia de cabecera o bien, el más insólito de los eventos deportivos se convierte en punto neurálgico de la actualidad.
                   Pasa todos los veranos. Algunos incrédulos todavía creen que el Roland Garros, el Tour de Francia, el torneo de Wimbledon  o la Fórmula Uno, son  acontecimientos tan atractivos como significantes para la eventualidad de la temporada deportiva. Nada más lejos de la realidad. El aspecto de estos eventos y su reflejo en el devenir social  no se tensaría ni se devoraría fervientemente por audiencias desorbitadas si en juego estuviera el campeonato nacional de liga.
             Sin embargo, todos aceptan el rol de “segundones” que el fútbol les deja para erigirse, en épocas de sequía futbolera, en desaforados puntos de atención mediática y social. El por qué siempre se engrandece cuanto sucede en estos eventos radica precisamente en esa ausencia que visualiza otra realidad cuando el año futbolero está en auge.
               Sin competición internacional ni Juegos Olímpicos con los que sestear, los pequeños crecen y se consume desaforadamente cualquier escena deportiva que se vislumbra. Este año la cotidianeidad nos está dejando tan en precario informativo que el desaliento de exponer nombres dorados como grandes fichajes no sacia la avidez del periodista ni mucho menos la del forofo empedernido.
              Ante esta coyuntura, lo hemos vivido en el reciente Roland Garros y en perspectiva casi podemos adivinar la atención desmesurada que centrarán situaciones como la próxima edición del Wimbledon o el Tour de Francia en el mes de julio. Tiempo al tiempo y portada a portada se retratará esa impostada realidad, al fin y al cabo, en tiempos de crisis es necesario direccionar la atención social y nada como el deporte ocupa ese espacio en este convulso siglo XXI tan cambalachiano como el XX cantado en el tango.

Seguidores