sábado, 10 de enero de 2015

AÑO ELECTORAL, AÑO HAPPY...AÑO DE MENTIRAS, AÑO DE ¿CAMBIO?


      Tras superar “las Navidades de la recuperación”, escuchar que “la crisis es cosa del pasado” y estar ya de lleno en “el año del despegue” (argumentos expresados pública y reiteradamente por el gobierno), representa una buena dosis de la verdadera realidad acercarse a las oficinas del INEM en cualquier  ciudad.

     Hay silencio, abatimiento, ira, rabia, pero sobretodo hay impotencia.  Las colas han dejado de estar pobladas por jóvenes universitarios esperando ilusionados una oportunidad y han pasado a ser protagonizadas por gente de mediana edad, con familias a su cargo, con desaliento en su rostro,  pero también con gesto de enfado y rabia.

     Personas que, superados los 40, sienten como única salida la necesidad de reciclarse laboralmente. Gente que vive entre el desasosiego por la necesidad de percibir ingresos y la ineficacia del sistema para ofrecerle vías para lograrlo. Individuos preparados, alguno de ellos incluso sobradamente preparados, que comparte espacio con jóvenes ilusionados que esperan una oportunidad para convertirse en ciudadanos “activos”, algo que a los maduros desempleados se les niega después de años de aportación al sistema.

     Las conversaciones en estas oficinas públicas (e igualmente en las empresas privadas de búsqueda de empleo) muestran el decaimiento inevitable de quien anda desesperadamente al encuentro de un trabajo. Son miles, cientos de miles de realidades. Algunos hay que se ciñen a esta búsqueda acumulando cursos para ocuparse y evitar la dosis insana de guionizar en su cabeza películas dramáticas de impotencia y desesperación, otros comparten el subsidio con trabajos por horas que no les aumentan los ingresos, pero sí les ofrece la oportunidad de, al menos unas horas, sentirse útiles.  Y los hay que van a despedirse porque han conseguido un ¡increíble! trabajo de dos horas al día, de un día a la semana o de 3 meses de prueba.

jueves, 1 de enero de 2015

NUNCA ES FÁCIL


     Caer y levantarse, recoger los pedazos, cerrar grietas, abrir senderos, mirar la luz. Cuesta empinada, colina alta, camino con recovecos, curvas cerradas, pendientes pronunciadas.
      Si divisas el precipicio no mires abajo, arriba brilla el sol y la luna. Y hay hasta cientos de estrellas que siempre están, estés donde estés, estés como estés, estés con quien estés. Solo necesitas abrir los ojos y tener de par en par el corazón, las ganas, la ilusión y esperanza.
 
   
       Gana la batalla a la monotonía, inventa nuevas rutinas, disfruta la cotidianeidad. Hay lugares, personas y momentos. Hay detalles, actitudes y gestos. Hay latidos, vida, afectos y estimas.
     Suelta los miedos, deja espacio a los sueños. Insiste, persiste, resiste. Relativiza, valora, comparte. No pienses, ama, ríe, llora, espera… pero vive, ve a por ello.
     Si vale la pena no será fácil, pero si fuera fácil no valdría la pena.

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