jueves, 7 de marzo de 2013

LA LUCHA VIVA DE LA MUJER EN EL DIA INTERNACIONAL DE LA MUJER TRABAJADORA

           No me declaro en ningún caso feminista, entre otras cosas porque no creo (por principios genéticos principalmente) que el hombre y la mujer dispongan de las mismas cualidades en infinitud de aspectos. Pero sí considero que ambos, como individuos merecen un trato de igualdad total. Ambos somos seres humanos y animales sociales y por tanto, la sociedad no debería ser quien delimitara las condiciones de vida refiriéndose a uno u otro.

          Es por ello que el Día Internacional de la Mujer Trabajadora debería originar un momento de reflexión. Pensar en alejarnos de las consignas tremendistas y asumir el rol que hombre y mujer ocupan en la sociedad para luchar, aquí sí, por un igual trato. Si este reto pudiera ser accesible, muchos son los factores que determinarían el desarrollo de cualquier sociedad donde se aplicara.

       Y ése. Solo ése ese debería representar el objetivo de todas las mujeres en este momento. Soy consciente que las feministas acérrimas consideraran censurable mi planteamiento, pero yo parto de bases fisiológicas que al final son las que determinan los comportamientos sociales.

       El hombre era el que salía a cazar, por eso, por ejemplo su corpulencia física genéticamente es más desarrollada, Por su parte, las mujeres cuidaban el “hogar” y se relacionabam más en “sociedad”, aprende antes a hablar porque su comunicación es verbal mientras que en el hombre es más visual.

       Hay infinidad de estudios pero sólo uno más. El hombre procesa más lento en Serotonina (hormona que controla los impulsos)  por lo que es más impulsivo e inquieto. La mujer tiene más Oxitocina (hormona del apego y afecto) y sus respuestas son más empáticas, controla mejor el dolor y es más afectiva.

      Si aceptamos que existen todas estas diferencias resultaría más fácil asumir los factores donde somos iguales. Y ahí es donde está vigente la lucha por la igualdad de derechos que recordemos, se inició a finales del siglo XIX y dentro del movimiento obrero. La demanda del sufragio universal, el derecho al trabajo y el acceso a la educación fueron los primeros objetivos.

     Llegaría después la promoción de la libertad sexual, la maternidad libre y la promoción de la  planificación familiar.

       Hoy, más de siglo y medio después, siguen vigentes casi todos ellos. Los avances se han censurado, en parte, por el comportamiento reivindicativo de situaciones más superfluas. Comprobar que en 2011 el lema del Día Internacional de la Mujer Trabajadora fue “la igualdad de acceso a la educación…el camino hacia el trabajo decente de la mujer” confirma este argumento.

      La lucha urge que siga viva, la autocrítica y  las reivindicaciones mucho más; pero también es básico elegir qué queremos, qué necesitamos, otear de verdad el horizonte, establecer objetivos e ir a por él. Solo de esta forma lograremos el avance que, en demasiadas parcelas, continúa anquilosado.


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