Estas letras seguro se pierden en la nebulosa del mundo digital porque después de haber leído y escuchado la práctica totalidad de epítetos que incluye el diccionario de María Moliner para ensalzar el recital y la exhibición ofrecida por el Athletic Club de Bilbao en el “Teatro de los Sueños”, aportar un solo adjetivo más o añadir una frase a cualquier comentario es “tontería”. Agudizar el ingenio para retratar algo ya ampliamente elogiado va a ser una tarea entre difícil y complicada; aunque sinceramente tampoco me importa mucho.
Hoy simplemente he sucumbido al poder de seducción de un equipo que en este convulso mundo por el que transitamos ha conseguido eclipsar cuanto negativo acontece para ensalzar los “beneficios” del fútbol. Todo lo ofrecido por el Athletic las últimas horas y su aportación al “optimismo” social es más que sugerente para cualquier aficionado al fútbol que se precie y aprecie que Old Trafford, volvió a demostrar por qué el fútbol es mucho más que una práctica deportiva.
Aquellos que hemos tenido la suerte de vivir un gran desplazamiento de un equipo a otro país por la celebración de un partido con lindes de jornada histórica hemos experimentado esa amalgama de sensaciones que te ofrece ir por calles lejanas de una ciudad desconocida como si campearas por las callejuelas de tu barrio, hemos cantado y saludado efusivamente a conocidos como si fuéramos tortolitos. Todo ese compendio de emociones que, según Valdano, resuelven la nostalgia de la tribu que hoy es la sociedad, la vivieron los seguidores del Athletic en Manchester. Y lo que es más elogiable, la transmitieron a cientos de rincones de aquí y de allá.
La marea de aficionados y la euforia del desplazamiento presagiaban un hito histórico pero la epopeya reservada al fútbol reafirmó cualquier atisbo de duda. El fútbol como la vida, a veces es veleidoso, igual te ofrece el aroma de la exaltación que te hunde en la miseria por un detalle, un momento.
Pero no, el fútbol no podía hacer eso a quien lo convierte en sublime y maneja su simbolismo con singularidad. Alguien que ofrece su propia concepción del fútbol para encumbrarlo en una personalidad propia con señas de identidad únicas que hacen que con mucho gusto, el aficionado, (como también dijo Valdano) delegue su propio orgullo personal en unos futbolistas, un técnico, una entidad, un club, un símbolo que aglutina la creencia más real y sincera, la de la emoción y el sentimiento.
El equipo del “loco” Bielsa se ha ganado esa consideración. Y lo ha hecho no sólo entre su gente sino en esa selva futbolística que deambula por el universo futbolístico independientemente de fronteras, países y gustos.
El gusto es el fútbol, la pasión el sentimiento y la emoción el recuerdo que permitirá recordar qué hacía yo aquel 8 de marzo de 2012 cuando el Athletic soñó como nadie en el Teatro de los Sueños.
El huracán futbolístico mostrado por los chicos de Bielsa sólo fue la culminación para una jornada excelsa, en el lugar perfecto, con el resultado perfecto, en el momento perfecto… Por una vez, Bielsa fue cristalino en su análisis: “ha sido sinceramente emocionante”……Amén