sábado, 5 de marzo de 2011

BAJO LA ÉGIDA DEL DINERO

           Hace años  que el fútbol ha cruzado la barrera del deporte y el ocio. La sociedad del siglo XXI es más que nunca una sociedad futbolizada. El balompié dispone de la fuerza para que el mundo se mueva a su alrededor y, en tiempo de crisis, recurrir a los factores que puedan permitir el mantenimiento de una situación económica agravante necesita del ingenio para seguir viviendo en la “ficticia” opulencia que envuelve el mercado del fútbol.
           Es precisamente esa necesidad el argumento que esgrimen los máximos responsables del fútbol nacional para ofrecer su producto a quien, parece, más disponibilidad económica puede ofrecer a las entidades futbolísticas: la audiencia asiática.
      Agudizada la crisis en el mercado audiovisual nacional, a brazos de quienes se entregaron, más por obligación que por amor la LFP y la casi totalidad de clubes, ahora es necesario sacrificar ese relación de fidelidad ficticia televisiva para sobrevivir.
             El rumor va adquiriendo visos de realidad y pronto se disiparán las dudas que, hoy por hoy, casi nadie mantiene, para aceptar que el calendario futbolístico va a sufrir una nueva catarsis. Si esta temporada los encuentros se reparten con horario totalmente heterogéneo y con una horquilla que comienza el viernes y finaliza el lunes, la próxima campaña el planteamiento abriría la agenda futbolística el viernes con partidos de la máxima categoría que permitiría a los equipos que participan en competición continental jugar este último día laborable de la semana. ¿Se imaginan un Barcelona-Real Madrid un viernes a las 22.00 h:?. No resulta tan descabellado porque ya hemos vivido este mismo partido lunes esta misma temporada. Y parece que el experimento económicamente fue bastante rentable.
          Pero este cambio tiene un agravante mayor porque la autenticidad del fútbol en horario taurino de las 5 de la tarde quedaría silenciado para satisfacer otras necesidades. La premisa que barajan los organismos oficiales estudia ya el inicio del horario futbolero a las 12 del mediodía, seguiría con la novedad de adaptar el horario inglés de las 15.00 horas antes de iniciarse la jornada vespertina con los partidos de las 17.00, 19.00, 20.00, 21.00 ó 22.00 horas.
             La audiencia crecería a nivel internacional, el rendimiento publicitario se engrandecería; pero ¿la presencia de público en el estadio menguaría?, y otra gran duda, ¿cómo adaptarían su contenido el tradicional programa carrusel radiofónico?.
              Los socios habrán de realizar encaje de bolillos para adaptar su pasión futbolística con la estabilidad familiar, pero ¿y la radio?. El programa más atractivo de la programación radiofónica es la inmediatez, la vivacidad y la emoción que transmite un carrusel futbolístico que desde  su nacimiento ha sido el producto que más audiencia ha obtenido. Pero, si se cumplen las medidas planteadas por el fútbol, resultará también curioso saber cómo agudizarán el ingenio los responsables de este medio de comunicación para crear un producto nuevo, ¿será una retransmisión?, ¿será un magazine deportivo?.
Las incógnitas atraen, así que estaremos alerta para ver si la intransigencia del fútbol en muchos aspectos queda desvanecida por la necesidad de la supervivencia económica.

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