De vez en cuando la vida te sorprende ingratamente, te sacude el alma y te rompe la cotidianeidad, el mundo para de rodar y nada parece bonito. El sol no reluce con brillantez y esplendor, las noches son largas y la mente agolpa recuerdos y vivencias que alternan la coyuntura que te ocupa y envuelve de gris tus días bajo el anhelo de la nostalgia por la añoranza de un pasado que, siempre reposa en la mente como mejor.
Cuando has sentido quebrar el aliento y llorar cada latido del corazón, todo se convierte en nada. La profesión, el ocio y el contexto social donde te desenvuelves parece inexistente ante la incertidumbre que te ofrece, siempre de repente, la vida ante un acontecimiento que quiebra tu rutina para convertir cada minuto en pesadilla, cada atardecer en sombras...
En esa coyuntura discernir entre el hoy y el ahora y priorizar se convierte en algo tan superfluo como banal. En este rincón de la red que debería ser un espacio para reflexionar, comentar y exponer opinión profesional quiero hoy trasladar la emoción de quien ha vuelto a ver el sol cada día con ilusión, recuperar el sentido de pertenencia a una sociedad y volver a disfrutar momentos de plenitud estética, ética y emocional.
Por eso quiero pedir perdón. Ha sido irreprimible evitar la seducción que te da disponer de un blog que quiero sea hoy el espejo de un alma cansada pero contenta. Aliviado el problema de salud de una de las personas que más quiero ha marcado hoy la línea argumental de esta reflexión, de esta ventana siempre personal pero hoy más íntima que nunca. En una noche proclive a la melancolía por el cansancio que física y psicológicamente erosiona la impotencia ante los caprichos del destino ahora quiero rebelarme, lanzar el grito de ¡podemos!. La familia impregnada de un amor inquebrantable y una unión que nos agrupa ha vencido en una competición con la fuerza que da la perseverancia.
Hoy mi mensaje es ese, hemos serpenteado entre las galeradas, disipado temores y conseguido que nuestro mundo volviera a moverse. Hoy sé que tengo fuerzas para solventar una situación que ha permitido dejar en la vereda muchas banalidades por lo verdaderamente importante, comprender que la vida es salud y la fuerza y energía que te da el amor puede disipar la oscuridad desangelada que en algunos momentos parecía convertirse en avalancha para disponer de la fortuna de otear una perspectiva que tiende a la serenidad y a ser plácida, excelsa y deleitosa.
Pocos entenderán estas palabras pero hoy el receptor del mensaje soy yo misma ante la necesidad de modelar los desajustes vividos. Es mi forma de eliminar inquietud para crecer en esperanza y optimismo. Hoy este blog es mi antídoto para tamizar la tempestuosa singladura experimentada y mirar adelante con el orgullo de formar parte de una familia, mi familia.