martes, 23 de abril de 2013

23 DE ABRIL DÍA INTERNACIONAL DEL LIBRO

           
Pocas, muy pocas celebraciones me causan el respeto que lo hace el Día de Sant Jordi. Esta “festividad”, basada en el regalo de literatura entre amigos, familia y todo aquel con el que compartes el sentimiento del afecto, me ofrece casi una idolatría a quien fuera el “inventor” de tal evento que creo corresponde a la UNESCO.
            Es precisamente la casualidad la que ha convertido al 23 de abril en uno de los días más emblemáticos para la literatura, después de que fuera esa misma casualidad la que marcara esta fecha como la del fallecimiento de dos de los más grandes literatos de la historia, Miguel de Cervantes y William Shakespeare, a pesar de que recientes estudios indican que el español pudo haber fallecido el día 22 y enterrado el 23 y que el inglés lo hiciera en el 23 del calendario juliano que corresponde al 3 de mayo del calendario gregoriano.
          La fiesta oficial desde 1930 tiene su arraigo en Catalunya  aunque la iniciativa de su celebración se debe al valenciano Vicente Clavel Andrés, pero se ha extendido mucho más allá y, por suerte, ya es  costumbre el regalo de un libro entre personas queridas durante esta fecha, no solo en todo el Estado sino que se ha propagado entre varios rincones del Viejo Continente.
         Pocos, muy pocos obsequios se revierten del poder simbólico que representa el regalo de un libro, el regalo de literatura. Siempre he pensado, tal vez por la tradición catalana de regalar literatura en este día a tus personas más queridas, que el regalo de un libro lleva detrás mucha carga simbólica. Nada es más íntimo como la lectura de una obra literaria y no existen dos lectores que interpreten igual cada palabra, que imaginen igual una misma escena, que reviertan de similar característica a un único personaje. Por eso, regalar un libro supone  ofrecer a esa otra persona a quien le ofreces el obsequio que comparta tu mismo sueño, que viva tu misma imaginación y que evoque aquello mismo que uno solo evoca inmerso entre los renglones de una obra literaria.


           Por eso, y volvemos de nuevo a la casualidad, una reciente y breve estancia en Barcelona las jornadas previas a Sant Jordi me ha sensibilizado con este nuevo Día Mundial del Libro.  Comprobar el esmero con el que se prepara esta jornada del 23 de abril en el mundo editorial literario me ha llevado a querer compartir ahora la necesidad de su existencia.
           En estas fechas o en una época tan convulsa, donde la realidad requiere de la búsqueda de momentos de evasión para sobrevivir sin tener compungido el corazón todo el día, cada día, mecerse entre una obra literaria es un placer sensorial y un enriquecimiento de ese ser interior que es quien somos en realidad.
          Sí amigos, todo eso es el verdadero baluarte de la literatura. Para reír, para llorar, para gozar, para sufrir, para soñar, para crecer, para vivir…siempre necesaria la literatura.
         Por eso, intentemos regalar hoy literatura, o mañana o pasado…siempre es buen momento pero si disponemos de la excusa perfecta para la celebración, subamos a la algarabía de la fiesta y ofrezco la posibilidad de compartir un sueño o descubrir un mundo literario a quien con nosotros comparte esta travesía de la vida..
         Y aunque no se viva en Barcelona, si el regalo es a una pareja y se puede entregar una rosa, todavía mejor. Naturaleza y literatura, realidad y ficción, vida y sueño….porque nada sería la vida sin sueños…

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