“Escriu
tot. Fes-ho. Sense por. Després ja reescriuràs. Vomita tot el que tinguis al
pit i necessites dir. Un cop fet, ja ho convertiràs en text literari. A base de
correccions. Escriure és això Yolanda: sentir i pensar. Després treballar
reescribint…La profunditat de la literatura la dona la profunditat dels
sentiments”.
Nada
hacía presagiar que esas serían las últimas palabras que intercambiaría con
Josep Forment, editor, escritor, traductor, erudito, un hombre de extrema bondad,
sensibilidad, humor y amor. Un hombre que fue mentor para muchos por su
capacidad intelectual y referente para otros por disponer de una mentalidad tan
grande como sensible corazón. Enorme corazón. Extraordinaria generosidad.
Josep
era (qué difícil resulta utilizar el pasado) una persona que enriquece a quien
se acerca a él, te hacía sentir que eres especial y de repente te das cuenta
que es su luz la que te hacía brillar, su optimismo el que te invadía y su
fuerza la que te guiaba.
Por
todo ello, ha sido un duro golpe del destino recibir de forma inesperada
conocimiento de su repentina muerte. Y ahora, todavía con lágrimas y sin
recapacitar sobre lo sucedido, estoy aquí “vomitando lo que tengo en el pecho y
necesito decir”. Porque hoy necesito
decir…
Josep,
necessite dir que sent com un péssic a l’ànima que ens va faltar temps, que
quedaren tantes coses per treballar junts, tants escrits que em comentares,
tantes correccions que m’havies de fer. Ara que treballava cada dia “vomitant”, els
meus escrits queden orfes, ja sempre, vagen on vagen, quedaran orfes, perquè tu
fores el seu impulsor, molts d’ells nasqueren perquè sabíem que tu els
llegiries per a fer-los un poc grans, que tu em guiares en el “reescriure” i
ara, per sempre, quedaran sense el teu parer, tindran receptors però no tindran
el pare que t’oferires ser.
Puff!!
Josep, perquè la parca t’ha volgut tan prompte al seu costat?
Maldito
destino que se empeña en truncar esperanzas, arrebatar sueños, sesgar vidas, jóvenes,
inesperadas, necesarias, porque tal vez es verdad que no hay nadie
imprescindible, pero si hay algunas personas insustituibles, por lo que son,
por lo que representan y por lo que emanan. Josep Forment, era una de esas
personas.
Los
que lo conocieron de cerca han amainado su dolor con sus escritos, su entrañable
Gori lo ha hecho de forma inconmensurable
en el este artículo https://gregorieditor.wordpress.com/2014/07/18/cada-uno-de-los-instantes-que-vivimos-son-la-unica-medida-de-la-existencia-josep-forment/
Han perdido al hermano, al socio, al amigo,
la pareja, el padre…
Yo
he perdido a quien me ofreció su mano para guiarme por lo que durante mucho
tiempo fue la ilusión de escribir y que, con su ayuda, comenzaba a hacer ahora
realidad. Una de esas personas que te descubren y que desde la distancia te
acompaña en esos momentos donde encuentras quien eres por lo que eres capaz de
sentir, de contar, de ver, de soñar, de imaginar, de creer, por todos esos
mundos que te permiten el acercarte a un papel e iniciar el proceso, a veces
necesario, de escribir para vagar por otros mundos, para aprender a querer
éste, para apreciar un instante, señalar un momento, diseñar un recuerdo,
dibujar una realidad, sentir una ausencia.
La
ausencia que deja el adiós de la buena gente. Ausencia que no se cubrirá porque
sí, Josep, nadie es imprescindible pero sí insustituible.
Tot
i això, et promet que ara sí, Josep, ara
continuaré escrivint, fins i tot ara tinc un motiu més perquè tinc un guia nou
que no em comentarà els escrits però que m’acompanyarà en forma de musa, segura
com estic que seurà al meu costat en el moment creador, eixe que em feia tanta
por i que tu sempre ajudaves a recrear…
PER
SEMPRE AL RECORD, JOSEP FORMENT, Molt més que un home bó…