El
futuro de una sociedad se gesta en un presente donde la oferta cultural es la
semilla más fácil para inculcar el abanico de principios y valores que hagan
prosperar a todo un pueblo. En este sentido, el asesinato cultural que las instituciones
políticas han infringido a la sociedad que me acoge, lleva años ofreciendo como
fruto el continuo mantenimiento en las responsabilidades de gobierno a actores
que, lejos de expandir la educación entre los ciudadanos, ha extendido un
bagaje ínfimo de alternativas culturales.
Servidora
no es poseedora de una educación cultural extensa en algunas artes, sin
embargo, como tantos y tantos ciudadanos, gusta de visitar Museos, acudir a
charlas, y visionar todo aquello que pueda aportar, no solo un mayor enriquecimiento
cultural, sino que, también, posibilite el acceso a esas emociones que solo
desde la contemplación de un cuadro, el disfrute del escuche de una obra
musical o el paseo entre esculturas se puede conseguir.
No
resulta sencillo evadirse de las preocupaciones coyunturales que cada individuo
ha de afrontar cotidianamente, pero si existe una posibilidad de conseguir esa
enajenación, es el ARTE. El Arte en todas sus expresiones es quizás el mayor de
los estímulos para una mejora social.
Por
esta razón, resulta enormemente gratificante comprobar cómo, en solo unos
meses, mi sociedad ha pasado del acceso limitado a determinadas acciones
culturales a poseer una amplia y diversa
cartelera rica en manifestaciones tan dispares como interesantes.