martes, 7 de marzo de 2017

ASÍ VIVÍ HORA 25 EN VALENCIA

        La luz del flexo hoy parece demasiado tenue. Respiro hondo para intentar desenmarañar ese nudo en la boca del estómago. Hace calor, casi 20 grados, solo hace unos días era imposible imaginar este bochorno. Abro la venta. La brisa es suave a orillas del mar y la luna…la luna es creciente, pero alumbra reluciente. Brilla demasiado, quizás porque estamos en esa época en la que, dicen los agricultores, es la de mejor siembra. Posar hoy una semilla permitirá que brote con más fuerza, ofrecerá cosechas abundantes. Ya lo decían las abuelas,  inicia un proyecto en cuarto creciente y los resultados serán pujantes.

Sin embargo, yo hoy no he hecho las cosas bien. No he empezado nada, más bien lo contrario, he mirado atrás, he vuelto a sentir el pellizco en las entrañas, el dolor en el corazón, la emoción en la garganta.  Son más de tres años y, duele. La herida no sangra, pero escuece. Y quema, abruma, irrita…duele.

Tras algunos momentos de incertidumbre y algunas dudas, ha podido más la atracción del cartel que el miedo al recuerdo y he sucumbido a la oportunidad de ir a vivir en directo la realización del programa HORA 25 de la Cadena SER en Valencia. He guardado cola, unos minutos (bueno, bastante rato,  aunque al final he tenido la suerte de tener un sitio privilegiado), pero he logrado entrar a la sala de emisión cuando los técnicos probaban sonido,  Àngels Barceló, la presentadora, la locutora, la periodista, repasaba sus notas, apuntaba algunos detalles, mientras desde la esquina derecha del escenario el técnico y la productora daban la última señal para que se acomodaran las primeras invitadas de la noche.


Y con la sala de la Fundación Bancaixa abarrotada comenzaba HORA 25 especial desde Valencia a las 21h.  Las luces de la sala se apagan y ahí cae mi primera lágrima. Por primera vez desde aquella maldita noche del 28 de noviembre de 2013, iba a presenciar un programa de radio en vivo como mera espectadora.  Esta vez no tenía que estar pendiente de las pausas de publicidad, no tenía que mirar cómplice al locutor para indicarle un dato, no llevaba cascos con órdenes desde el estudio. Hoy estaba sentada entre el público, era una más de las decenas de personas que estábamos allí para presenciar un programa de radio, para ver en directo a algún personaje, para escuchar en vivo un debate….o para… vivir la radio.

Porque la radio se vive, es el único medio de comunicación que, al menos a la gente mayor de la generación de los millenials, siempre nos ha acompañado. Como ahora, aquí lo vuelve a hacer conmigo. La radio, siempre la radio, mientras miro de nuevo por la ventana me percato que ahí está sonando como un susurro en la habitación de fondo un programa deportivo. Sí, por muchos intentos de abrir nuevos caminos profesionales, soy incapaz de superar viejas costumbres como la de acompañar las últimas horas de la noche con la compañía de la radio mientras leo, escribo…

Repaso el terremoto emocional vivido.



Los primeros momentos han sido intensos. Una mesa compuesta únicamente por mujeres, ilustradas, preparadas, cultivadas, exitosas y valencianas. Mónica Oltra, Soledad Jiménez, Hortensia Roig, Teresa Gisbert, Ana Lluch, todas ellas sobradamente preparadas y representativas de esta parte más cercana al Mediterráneo donde mejor florece el azahar.

Mujeres hablando de la mujer en la semana de la mujer. Y lo hacen tras escuchar a una madre que con su bebé en brazos ha querido también estar ahí para ver, escuchar, aprender, opinar.

“Las mujeres se tienen que atrever” afirma Hortensia Roig. Bravo.  Osadía, audacia, ímpetu. A las féminas se nos reconoce estos valores,  pero tiene razón Hortensia, no es menos cierto que, en demasía, somos precisamente nosotras las que nos autocensuramos por miedos, temores, pavor. Horror al fracaso. Porque sí, como dice la vicepresidenta del Consell Valencià, Mónica Oltra, “la mujer ha conquistado el espacio público, pero falta que el hombre conquiste el espacio privado”.


De nuevo bravo. La mujer ya ha salido del hogar para formarse profesionalmente, la investigadora Ana Lluch apunta que el 70% de las estudiantes universitarias son mujeres, pero solo el 10% llega a ocupar cargos de responsabilidad.

Y surge la culpa, la mujer como madre, con los derechos y deberes que ello implica, o que nosotras nos empecinamos que implique. Y el debate se encauza por ahí en un momento donde está muy de moda eso de la “conciliación familiar”.

Sin embargo, como dice un niño en la encuesta que ilustra unos momentos el debate, “mi madre es la que va a la compra”. La madre, la matriarca, la que ha de “conciliar” trabajo en casa y trabajo como profesional. Eso no es conciliación. Como apunta la fiscal Jefe de Valencia. Teresa Gisbert, “la conciliación y la corresponsabilidad no ha de ser desde la perspectiva de la mujer, ha de ser de todos”. Y aquí unánime la mesa concluye que el avance de la mujer en la sociedad es una tarea de todos, hombres y mujeres.

Esa es la realidad que yo comparto. Las mujeres solo asumiremos poder  en la medida que el hombre nos ayude a ese empoderamiento, porque éste no puede ser limitado al sexo o a la condición de hombre o mujer sino a la meritocracia.

Y desde una butaca pienso en cuántas mujeres han (hemos) abandonado (o aparcado en un momento determinado) la vida personal por perseguir la realización profesional, por sumar méritos laborales y hoy….hoy queda la duda de si valió la pena aquel sacrificio. Si fue una buena decisión no subirse a aquel vagón, si no coger aquel tren por no perder esa oportunidad laboral ha servido para algo…

La respuesta no es objetiva. Realizarla desde la perspectiva que te ofrece un puesto de trabajo remunerado y reconocido es sencilla, por supuesto que valió la pena “postergar” lo personal por el éxito profesional.

 Sin embargo, responder a la cuestión cuando, tras más de dos décadas de ejercicio profesional te ves despojada de tu puesto de trabajo,  te genera dudas la respuesta. Sobrevivir a un vacío laboral con más de 45 años de edad, es complicado. Y entonces piensas que, quizás, aplazar el compromiso de pareja, demorar la maternidad por la pasión a una profesión no fue una buena opción porque ahora te hayas ante un hueco profesional y la ausencia de una familia propia (entendida ésta como la formada con una pareja y unos hijos)…De nuevo una lágrima.

No obstante, la pasión del debate te devuelve a la realidad y a la necesidad de ser agente activo en una lucha que continua viva y necesaria por el reconocimiento de igualdad social, económica, política, cultural, jurídica y hasta ideológica que merece la mujer.

Imbuida de ese espíritu reivindicativo contemplo el cierre de la primera parte del programa. Además, suena en directo y en acústico La Habitación Roja con su “Albufera”, y el ánimo  te devuelve el orgullo de estar aquí hoy y ahora.

Se acerca la tertulia política y un joven periodista valenciano residente en Madrid, José Luis Sastre, realiza un sobresaliente retrato que, entre ironía, audacia e inteligencia, describe la visión de una Valencia catapultada a la actualidad por su simbiosis con la corrupción. Dibuja una tierra cuya luz, sol y olor va más allá del cuadro pintado desde los poderes fácticos durante más de dos décadas. Una tierra envilecida por el “Trump” valenciano (Alfonso Rus) y por todos aquellos que hicieron de nuestra tierra su cortijo y utilizaron nuestro “meninfot” para engrandecer su riqueza.


PP, PSOE, Ciudadanos y Podemos ya están ubicados en la mesa. El aforo ha cambiado su fisonomía. Muchos marcharon tras la primera mesa de debate y al reclamo de la presencia del, hasta hace poco, número 2 de la agrupación morada, Iñigo Errejón, jóvenes universitarios (de ambos sexos) ocupan ahora las primeras butacas.

Tras la sublime introducción de José Luis Sastre, arranca el debate político.

 El público estaba ideológicamente muy marcado, motivo que obligó a Àngels Barceló a pedir calma tras recibir la audiencia con abucheos la primera intervención del representante del Partido Popular. 

Señor Barrachina, su rol era difícil esta noche, tal vez por ello, la presentadora, a la finalización del debate, hizo un gesto como  pidiéndole perdón. No era fácil su papel hoy, no estaba en esa plaza de toros que tanto le gustaba a Rajoy, Camps and Company, pero además, Sr. Barrachina, ante una sociedad que ha sufrido las corruptelas de sus compañeros de partido no puede esgrimir algunos de los argumentos que ha lanzado. 

Porque en esta sociedad, la corrupción no ha sido solo dinero, el daño no ha sido solo político o económico, esta zona mediterránea, que como extraordinariamente apuntó José Luis Sastre, “no es el Levante Español”, el daño realizado por el PP no solo ha sido indecente y miserable, también ha sido ético y lo que es peor, en muchos casos, ha sido moral y psicológico. Porque deprimente es saber que tus niños están en barracones estudiando con goteras porque un expresidente se empeñó en pasearse con un Ferrari rojo descapotable por un circuito de velocidad (urbano, con el consiguiente deterioro del Puerto que eso ha supuesto para la ciudad), y así…son tantas las heridas Sr. Barrachina.

No era fácil hoy su representación, pero tampoco ha sido listo. Se ha visto superado por todos lados, incluso por el público, ávido de responder él mismo a sus banales argumentos. Hasta sus “amigos” de Ciudadanos (cada vez más desconcertados por las burlas subliminales y el escaso respeto con que están siendo tratados por el presidente del gobierno y el Partido Popular) ha tenido su particular debate con el representante defensor del “imputado” compañero de partido y todavía hoy presidente de la Comunidad de Murcia.

Soraya Rodríguez ha representado bien a “su” partido socialista, ha sido contundente, directa, clara pero, no sé yo si a Susana Díaz le habrá gustado tanta claridad. A Errejón sí, al menos así lo dejaba entrever cuando aseveraba con un leve movimiento de cabeza compartir las argumentaciones de la ExSecretaria de Estado de Cooperación.

Sin embargo, él ha sido mucho más elocuente. Mal hará Pablo Iglesias de desprenderse de quien, hoy por hoy, es su mejor aval político, su mejor ideólogo y, tal vez, la cara más amable de un partido (o agrupación política) que nació indignado pero que requiere ya de un aire más cordial y sociable si no quiere volver a perder votos por esta tierra.  Porque, al menos hoy, se ha podido comprobar que el grueso de simpatizantes de Podemos en Valencia es Errejonista.


Concluye el debate y vuelve La Habitación Roja y con su segundo tema de la noche decido marchar. 

Con la noche cerrada y Valencia casi desierta paseo hasta el coche con una añoranza extrema por el ayer (ese que jamás volverá) y con una sed insaciable de radio. Porque para quien ha vivido “en” radio, es difícil, muy difícil, no quebrarse ante el medio de comunicación más vivo y más real que ofrece la comunicación. 

Gracias a HORA 25 y su excelente equipo y GRACIAS RADIO, aunque resulte insaciable cubrir, aun con excelentes programas, la sed de radio que un “golpe de estado” un 28 de noviembre de 2013 me dejó en los labios, el corazón y el alma.

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