La
abstención con la que ayer el PSOE facilitó la prolongación como presidente del
gobierno de Mariano Rajoy ha originado innumerables análisis y comentarios,
aunque lo más grave es el sentido de abandono y orfandad que dejan a muchos
ciudadanos de conciencia socialista (militantes actuales o pasados del otrora
honroso PSOE) que jamás votarán a PODEMOS.
Una
de las voces de responsables socialistas que se alzaron con mayor potencia las
últimas jornadas, Josep Borrell, apuntó en una de sus declaraciones “habrá que hablar con el señor Iglesias. Muchos de los hijos
de los socialistas están allí”.
Es innegable que un alto número de jóvenes que
conocen la transición española por lo leído en los mismos libros donde se habla
de la guerra civil, la República Española o el Imperio Romano, ha focalizado su
descontento social y su despertar a la política amparados al movimiento
político gestado tras un 15-M que despertó la conciencia de una sociedad anestesiada
durante demasiados años.
Sin embargo, los que sí vivieron el tránsito de
una dictadura a la democracia, padecieron el miedo de un intento golpe de
Estado (de los de verdad, con tanques en la calle, la televisión pública tomada
por militares y la gente encerrada en casa), se ilusionaron con la llegada del
sufragio universal, el acceso de la mujer a la vida laboral o el avance social
que supuso la llegada del divorcio a España, siguen mirando con recelo a un
líder político que vocifera en lugar de hablar, que riñe en vez de armonizar y
que desafía en lugar de proponer.

Ese colectivo, que sigue recelando de un líder
que, alguna que otra vez, les ha culpabilizado de muchos de los actuales
problemas originados (siempre según Iglesias) por no radicalizar una
constitución que, en algún momento, ha calificado como “candado del 78” y “régimen
de la transición”, ha vivido con desazón
la abstención socialista.
No solo se sienten traicionados (cuando uno es
traicionado, es porque alguien es traidor y una verdad no debería enojar jamás)
sino que, lo que es peor, se sienten abandonados, entregados, engañados y
burlados.