lunes, 29 de diciembre de 2014

LLEGA EL MOMENTO....ADIÓS


      Superada la época de exagerada nostalgia que representan las Navidades, ahora, con la llegada del cierre a todo un año, toca reflexión. Pero, en contra de lo que indican algunos psicólogos, este cambio no siempre representa una alteración del estado anímico, más bien, en determinadas coyunturas, es todo lo contrario, e incluso engrandece el sentimiento de morriña.
      La psicóloga Miriam González de Pablo describía así hace unos días  la, muchas veces, pesada época navideña: “es una época de gran actividad emocional, Nochebuena y Navidad son los días que tienen un mayor componente familiar y de morriña, el fin de año tiene un carácter más introspectivo y supone un momento de evaluación personal, de lo que se ha hecho, se ha conseguido y hacia dónde queremos ir. Finalmente los días previos a los Reyes Magos son jornadas de ilusión”.
 
     Resulta curioso que sea en una época definida desde el consumismo y diseñada por valores religiosos, la que exacerbe las emociones incluso en las personas más escépticas.       
 Sin embargo, es inevitable. 

      Las ausencias se transforman en dolor en la época navideña. Por razones reales o subjetivas, los adioses son más dolorosos cuando miras alrededor y en el hoy divisas la falta de ese ayer. Puede que, incluso no fuera perfecto en su momento pero, todos sabemos cómo los recuerdos, con el paso del tiempo, son tan selectivos que hasta tienden a catalogar de maravillosos, algunos ratos vividos con angustia.
       La imagen del ayer siempre es en color y las ausencias por todas esas personas queridas que, bien marcharon con la parca o bien, eligieron otros senderos donde caminar, inevitablemente provoca dolor.

      Sin embargo, puesto que ya hemos superado esos días, será mejor intentar pasar página porque, según Miriam González de Pablo, ahora es el momento del balance y la reflexión.
       Pero, ¿cómo se reflexiona sin recordar? En la actual coyuntura, quién puede mirar atrás sin aflicción.
     
     El mundo avanza, el atrás va dejando muchas huellas porque cada vez el camino es más empinado, casi siempre, lo hacemos descalzos e inevitablemente, cada pisada deja una herida.
      Es fantástico sumar experiencias y años, pero amontonar decepciones,  ausencias, desilusiones y desengaños también resulta irremediable. Y eso araña incluso los corazones más acorazados.

 
      Hay años en los que no pasa nada y la rutina se alterna con algunos momentos entrañables. Pero hay otros doce meses en los que pasan tantas y tantas y tantas cosas.
      Años donde el vaivén emocional es permanente y la rutina es sustituida por la singularidad de cada día. A veces, vivimos épocas donde estamos en permanente montaña rusa y casi continuamente están alteradas las emociones, son esas veces en las que solo ansias un equilibrio, una paz.
 
     No ha sido 2014 un año fácil. Se pudieron cumplir algunos sueños cimentados en edades tempranas,  se vivieron algunos ratos extraordinarios en soledad y con compañía, se visitaron lugares entrañables, rincones donde siempre se es feliz y sitios donde nunca logras serlo, se vivieron momentos que escribieron páginas en color en el libro personal de vivencias, se hizo presente el hombro de aquella imprescindible amistad, pero también fue inevitable, fueron inevitables, tantas cosas…
      Imposible no mirar alrededor con nostalgia, anhelar aquel hogar, extrañar esa rutina, perseguir aquel reto, echar en falta aquellas palabras, esperar con ansia esos mensajes, llorar aquella distancia.
 
     Y sin embargo, hay que seguir intentándolo, buscar excusas, diseñar nuevos caminos, abrir senderos, recuperar esos amigos que, a pesar de tus intentos no marcharon en época de crisis…La vida pesa, la incertidumbre de la cotidianeidad golpea, hay miedos y dudas, pero el mundo sigue rodando.
 
       Miras adelante, te asomas a ese nuevo año y sueñas con ganar batallas, superar barreras, derribar murallas, recuperar afectos, disponer de esa mano siempre tendida, recoger los frutos de la siembra, cerrar libros aún con páginas no escritas ni leídas, porque siempre hay algo por lo que luchar, pequeñas cosas que disfrutar, momentos que aguardar, personas por las que seguir…
 
      Los años pasan, algunos pesan, pero hay que intentarlo, siempre hay que intentar hacer feliz a alguien cada día…..aunque ese alguien seas tú mismo.
A veces, incluso lo consigues….
¡¡¡FELIZ AÑO 2015!!!

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