Hay gente mala, miserable, sin entrañas. Hay personas
materialistas, egoístas, deshonestas, cínicas. Seres que son incapaces de
sentir, de querer, entregar, gente que incluso es capaz de poner precio a los
sentimientos.
Pero el mundo sigue rodando desde tiempos ancestrales porque
también hay gente increíble, solidaria, sensible, protectora, entrañable,
honrada. Sí, también hay gente buena, machadianamente buena, que hace fácil lo
difícil, que entrega, ofrece, da y regala vida, luz, amor.
La vida te permite topetarte con todo tipo de personas, a
veces encuentras demonios, pero también te choca y, suele ser inesperadamente,
con ángeles.
La posibilidad de
abrazarte a unas u otras es una capacidad que todos debiéramos poseer.
Descubrir dónde se esconde un demonio y donde existe un ser sin sombras debería
ser una habilidad humana y no un factor que solo se adquiere con el tiempo, la
madurez, la experiencia.
Siempre las peores decepciones son las humanas y siempre,
por tiempo que pase y mundo que se desarrolle, el hombre se equivoca alguna vez.
O varias.
Pero el paso del tiempo, siempre inexorable, te ayuda a
conocer y hasta a elegir. E incluso a veces hasta te permite ser feliz a pesar de y sin
embargo.
Porque la vida sigue siendo un regalo y en el mundo también hay
gente maravillosa.
Y a veces, tener la oportunidad de rodearte de ella es un premio. Por eso, y porque a veces parece que el mundo es solo de los miserables, este artículo esto hoy va para mi gente...ellos saben quienes son, los que se han querido quedar aquí, a pesar de...y sin embargo, porque solo ellos son maravillosos e imprescindibles.
Y a veces, tener la oportunidad de rodearte de ella es un premio. Por eso, y porque a veces parece que el mundo es solo de los miserables, este artículo esto hoy va para mi gente...ellos saben quienes son, los que se han querido quedar aquí, a pesar de...y sin embargo, porque solo ellos son maravillosos e imprescindibles.