Decía John Lennon que “La vida es aquello que te va sucediendo mientras te empeñas en hacer otros planes”. Y nosotros, erre que erre en evitar interiorizar tan excelente reflexión.
En esta coyuntura que nos ha tocado en presente, donde el ritmo no solo nos tienta, sino que casi nos obliga a hacer planes, nos olvidamos que lo único importante es VIVIR.
Programar, planificar, hacer previsiones, diseñar intenciones e incluso aferrarnos en proyectos con perspectiva y objetivos es inevitable; pero no debería ser necesario olvidarnos de vivir para centrarnos en ello.
Por mucho que se empecinen en dibujarnos un paraíso celestial cuando nuestro cuerpo perece, la única realidad es cómo de repente un golpe sesga una vida y el hoy deja de ser importante cuando el hoy es lo único importante.
Y vivir no es solo respirar y no es solo existir. Como decía Óscar Wilde “Lo menos frecuente en este mundo es vivir. La mayoría de la gente existe, eso es todo”.
No vivimos una época de deleite permanente, ese recurso tampoco asegura disfrutar de la posibilidad que la naturaleza nos ofrece de transitar en el aquí y ahora.
El equilibrio mental lo facilita el vivir el presente. Un buen amigo ha luchado durante años para inculcarme una mentalidad que deberíamos llevar de serie al nacer. Él me ha enseñado a aceptar la realidad, a luchar por objetivos alcanzables, a no adormecer el hoy con ensoñaciones irreales.
Sus consejos y “su trabajo” han surtido efecto y hoy puedo considerar real las recomendaciones de otro buen amigo cuando califica como sublimes gestos como dar un paseo, compartir una buena conversación, perderse contemplando un cuadro o escuchando una canción, tomar un a cerveza fría (incluso siendo abstemio). Son detalles, son gestos y a veces también son solo palabras las que te dan toda una vida.
Porque cada momento es irrepetible. Y en este argumento Einstein también demostró ser un genio cuando aseguró que “Hay dos maneras de vivir su vida: una como si nada es un milagro, la otra es como si todo es un milagro”.
La sociedad nos establece demasiadas normas, los valores, la ideología o la religión (incluso para los agnósticos) han lacrado demasiado los comportamientos y sí, los principios son necesarios y más en una sociedad tan carente de ellos pero con la ética y el respeto de bandera no deberíamos….olvidarnos de vivir.
Cuando la parca se lleva para siempre a alguien con el espíritu de vida y con la ética ejemplarizante que otorgaba personajes como Concha Garcia Campoy con quien tuve la suerte de coincidir, por desgracia solo, en un ciclo de conferencias, no puedo remediar recordar a mi amigo y a su excelente estima para ayudarme a comprender que...como recordaba siempre el añorado Manolo Preciado, "mañana saldrá el sol".
Y lo único importante es poder ver cómo sale.