viernes, 14 de septiembre de 2012

CÓMO RECUPERAR EL PERIODISMO


Definitivamente algo va mal. Es más que una constatación pero no es una perogrullada cuando llevamos meses cohabitando en un país donde el nivel de desempleo es feroz, donde el bienestar comienza a ser sólo factor de lujo y donde la población sólo sobrevive. Un territorio donde las sonrisas sólo surgen cuando convives con los pequeños, cuando la única alegría es aferrarse a pasiones irracionales que entronizan sentimientos y no hechos porque éstos, los hechos, son excesivamente hirientes.

La desesperación se ha asentado entre demasiados colectivos como para significar de la singularidad de un ánimo depresivo. La impotencia es tan generalizada que atisbar al horizonte es como mirar al abismo.

Ante la coyuntura tan plena de desatino, ¿quién defiende la realidad?.  Debería ser un orgullo ejercer la labor de periodista y tener la capacidad para denunciar, transmitir, defender y relatar tanta vorágine informativa, tantos hechos, tantas situaciones, tantas escenas; pero no, es precisamente en el momento cuando más razón de ser tiene la existencia del periodismo, cuando éste parece encaminarse sin freno hacia su extinción.

La catarsis de valores y principios es ya innegable como irrefutable es que el periodismo aparece más envilecido que nunca en el momento más ávido de su existencia.

Aludir a la independencia o la libertad es una quimera como utopía parece querer mostrar la verdad desde diferentes prismas cuando el camino de la verdad sólo es uno, sin interpretaciones, no hay interpretaciones en la realidad.

¿Solución?, difícil y complicada pero sólo desde la defensa de la VERDAD se puede llegar a intentar recuperar el viejo oficio de trovador.

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