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domingo, 28 de julio de 2013

"EL CIELO ES AZUL, LA TIERRA BLANCA"...REFLEXIONES A SU LECTURA


      Hay libros que tal vez no son la mejor obra literaria del mundo. Una historia siempre triunfa en el catálogo personal dependiendo del momento, la coyuntura o simplemente porque logra con una frase (o varias) pellizcar en ese lugar que le va a asegurar, al menos durante un tiempo, un espacio en ese libro de vivencias y emociones que cada uno escribe día a día.

      Si hay algo positivo que se escampa mucho más en verano (época vacacional, aburrimiento, necesidad de evasión…) es el incremento de la lectura. La llegada de los ebooks (artículo que durante meses fue casi odiado por servidora, muy amante del olor de los libros de las bibliotecas que se toman a préstamo, entre otras sutilezas simbólicas…) no sé yo si a las editoriales les habrá satisfecho en beneficio, pero a la sociedad le ha ofrecido la oportunidad de tener más al alcance el acceso a la lectura. Y ésta, aunque no siempre está dotada de historias de nivel literario óptimo, ofrecen sin duda un avance a una sociedad necesitada de evasión tanto como de conocimiento.

      Entre recomendaciones, críticas y crónicas hace unos días cayó en mis manos “El cielo es azul, la tierra blanca” de Hiromi Kawakami. En realidad, fue un artículo de Ángeles Caso en La Vanguardia quien me incitó a guardar la referencia del libro para cuando dispusiera del tiempo adecuado para afrontar la lectura de lo que la periodista-escritora definía como “una de las historias de amor más bellas que he leído en mi vida. No me refiero a uno de esos amores cursis y pretenciosos que proliferan tanto en cierto tipo de libros, sino a algo mucho más profundo y real, la lenta y sólida relación de dos seres solitarios, necesitados el uno del otro, capaces de encontrar la ternura y de compartirla con el amado en medio de los más pequeños gestos cotidianos, comer, beber, dar un paseo, sentarse junto a una ventana en la oscuridad... “.

      Pues sí. A veces las expectativas son altas y llegan las decepciones, pero no ha sido éste el caso. No solo no me ha defraudado la lectura sino que, a pesar de la ligereza de su lectura y de su reducido volumen (no se trata de una extensa obra ni mucho menos), el placer ha sido verdadero y tal vez lo único que deja un poco contrariado es su “final feliz”.

lunes, 28 de enero de 2013

LA CONDENA DEL ESPÍRITU "MENINFOT"

             La variedad cultural de la región mediterránea siempre ha sido un excelente atractivo en la historia universal. Si a ello se unen sus privilegiados factores naturales:  su luz, su clima, su vegetación…, sin duda supone un rincón geográfico privilegiado para nacer y para vivir.
           Pero, como nada es perfecto, en esta zona valenciana bañada por el Mediterráneo los empeños por construir rivalidades se ha erigido en la característica que está llevando a  la hoy C.Valenciana a su autodestrucción como pueblo.
          Está siendo una tarea arduamente diseñada (por unos pocos pero con grandes intereses) que nos lleva al aislamiento. Es una labor que constriñe nuestro futuro, condenado al peaje de abonar los aires de grandeza recientes de los que hemos alardeado, simplemente para tapar (que no matar) nuestro intrínseco sentido de inferioridad.
            No voy a renegar yo aquí del lugar donde he nacido, pero sí voy a reconocer mi bochorno por comprobar diariamente la condena del pueblo valenciano. Noticias como la que publicada este fin de semana en el diario El País bajo este titular:  “Alicante contra Valencia, ¿otra vez?”, (http://ccaa.elpais.com/ccaa/2013/01/26/valencia/1359222224_486171.html ) supone reconocer que esta sociedad necesita recuperar la mentalidad tal vez perdida desde la desaparición de la Corona de Aragón.

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