A veces, como bien dejaba
entrever mi amigo Felip Bens, yo también “vivo alejada del blanco y el negro”.
En un excelente artículo publicado en Valencia Plaza, el escritor y periodista
del Marítim expresaba el “peligro” que engendra estos días, incluso en tu
entorno más próximo, opinar, hablar, comentar. A acción reacción y a la
palabra, el insulto y la vejación por ser “blanco o negro”.
Hoy, el 2 de octubre de 2017 confieso
que escribo con miedo pero con el corazón pellizcado y las emociones demasiado
alteradas. No entiendo el sí o no como única respuesta, la palabra conlleva más
poder que la simplicidad con que la envilecen quienes carecen de la valentía
para usarla adecuadamente. Es más fácil el grito, el vocerío, la acción…o la
desidia.
Muchos y muchas llevamos semanas
opinando simplemente en el entorno más cercano, parece que solo en casa o en la
soledad del uno mismo podemos difundir los pensamientos u opinión que el “asunto
catalán”, como eufemísticamente se mal adjetivó una situación que va más allá
de Cataluña, nos origina.
Sí, subliminalmente el “affaire”
del referéndum catalán ha mermado la LIBERTAD en TODA España, Estado o territorio
donde hemos nacido y donde convivimos diariamente. No importa la ciudad o el
barrio, lo que era un asunto político que requería del diálogo para consensuar
soluciones se ha convertido en un conflicto y en un revés para la libertad de
expresión de cualquier ciudadano de España.
Puede que al publicar estas
palabras se genere esa corriente de insultos que ha engendrado la política, sí,
la política, porque solo su ausencia es la culpable de la acción y de haber
llegado hasta este 2 de octubre con un semblante triste en nuestro rostro y un
sentimiento encolerizado en nuestro interior.
Por eso, lo mejor era callar, “no
te impliques”; “ni se te ocurra publicar”; “no hables”, han sido los consejos
de los más próximos, pero tras observar ayer estas imágenes en nuestra ciudad,
en Valencia, pido perdón a los que me han intentado frenar por no hacerles caso
pero me resulta imposible el silencio. Me niego a autocensurarme en mi libertad
de expresión por miedo. Yo amo esta ciudad, me encanta su luz, su olor a mar,
su vida, su paz y hasta su gente, es ma casa, la meua terra…pero hay rincones
del mundo donde siempre he sido feliz, lugares que adoro, Barcelona y Bilbao
son algunos de esos lugares por eso, sí, el deporte es rivalidad, es fanatismo,
es pasión, pero jamás debe ser parapeto ni excusa de nada.
Ayer Mestalla acogía un encuentro
de fútbol entre el Valencia CF y el Athletic Club por eso, los que amamos el
deporte, todavía nos sentimos más afectados emocionalmente por estas imágenes difundidas
por el periódico EL CORREO.
ESTO que ocurrió ayer, ESTO es lo que genera la desidia POLÍTICA, el
"Divide y Vencerás" provoca reacciones irracionales
descontextualizadas.
Hace poco más de 40 años, se puso
un velo a la historia para avanzar en conjunto como sociedad, se decidió cerrar
heridas (que sangraban todavía en carne viva) para CONVIVIR.
Más de 40 años después, despreciamos
aquel “pacto” concebido solo con la finalidad de una convivencia en paz para
utilizarlo como arma con la que arengar para "desestabilizar" aquella
paz social que se les robó a nuestros abuelos y por la que lucharon nuestros padres.
No, no es una chiquillada que
sucedan estas cosas. No resultan permisible ni anecdótico estos hechos porque ellos
llevan engendrados sentimientos tan escandalosamente preocupantes como el odio,
el rencor, la inquina, la hostilidad. Con el agravante de que son precisamente esas emociones las que pretendía despertar el "laissez faire, laissez passer" con que actúa el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy.
Este país no dispone de
estadistas capaces de impedir estas imágenes hoy en la prensa internacional. Pero
ante esta lamentable realidad, ¿por qué la sociedad se erige en masa?, ¿por qué
deja de pensar y se aborrega para facilitar su manipulación emocional?
¿Lo han conseguido?, el “divide y
vencerás” ¿les ha salido bien? Me niego a aceptar esta coyuntura, porque ante
la manipulación, información, cultura, palabra, y POR FAVOR, hoy lectura
obligada, incluso en los centros
educativos del libro de Elías Canetti, “Masa y Poder”.
Sí, es un libro escrito en 1960 por
el Premio Nobel de Literatura de 1981, un tipo peculiar, judío alemán,
trotamundos que trabajó en esta obrad durante casi 30 años hasta convertirla en
quizás uno de los ensayos más importantes para entender la sociedad del siglo
XX, esa de la que somos hoy herederos. En ella, Canetti describe perfectamente la demagogia y el
desprecio del poder por las masas y cómo diseñan los mecanismos para su
manipulación.
Después de lo vivido los últimos
días dentro y fuera de Catalunya, tal vez si conociéramos el desdén con que la
autoridad (política, económica e incluso social) entiende el populismo
evitaríamos caer en su poderosa red, ese lugar donde por desgracia este país y
esta sociedad está cayendo irremediablemente y sin amortiguadores que puedan
calibrar el poder de esa caída de la que saldremos heridos y con cicatrices los
de siempre, el pueblo, nosotros.