Se acabó. C’est fini. Un año más
la Semana Santa Marinera con el menguar de la primera luna de primavera llega a
su fin. Pero, en ocasiones, hay años que cerrar un capítulo cuesta más. Hay
años donde los aconteceres ocupan mayores lugares en los titulares históricos
que retratan el sentimiento, tradición y singularidad del viejo Poble Nou del
Mar.
Como tampoco ha sido un año más para 5 cofrades que hace 35 años iniciaban su andadura en la Real Hermandad, entonces todavía Cofradía Jesús con la Cruz, y este año han conseguido acoger durante la Semana Santa la imagen titular de Jesús cargado con la Cruz camino del Calvario.
En el capítulo de la Historia de la
Semana Santa Marinera de VALÈNCIA (sí, de Valencia con orígenes que algunos
ubican en el siglo XV, otros en el XVIII con la fundación de la Cofradía de la
Concordia, pero de la que existen documentos magníficos del s.
XIX como el retrato que en FLOR DE MAYO realiza el escritor valenciano Vicente
Blasco Ibáñez con la dedicación de un capítulo entero a esta celebración en la
mencionada novela), 2017 no será un año
más. Como tampoco, personalmente podré recordar esta fecha sin sentir pellizcos
en el corazón.
El año 2017 se abrió con la “intencionada”
polémica tras la elección como Pregonero del Concejal de Cultura Festiva del
Ayuntamiento de València por el partido Compromís, Pere Fuset. La campaña “manipulativa” se encargó de generar un caudal de críticas
por la elección por parte de la Junta Mayor de la Semana Santa Marinera del
Concejal. Se esgrimían comentarios sin conocer su espiritualidad, su capacidad
intelectual, su generosidad y su incesante pasión por las fiestas populares de
la ciudad e incluso de todo el territorio valenciano.
La primera acusación a la elección
del concejal como pregonero esgrimía el fútil siguiente argumento: “Un político que representa la izquierda y la
laicidad del Estado no puede pregonar una fiesta religiosa”. Pobres de
espíritu, diría ese Jesucristo que parece propiedad solo de unos pocos.
Sin embargo, en un primer momento
la crítica se extendió y caló en parte de la sociedad del Marítimo, en los
políticos oportunistas y lo que es mucho peor, entre personajes y personajillos
que JAMÁS han tenido el mínimo interés por acercarse a una sociedad que lleva más de dos décadas de lucha por
mantener precisamente sus costumbres y tradiciones VIVAS.
¡Ay, malditas redes sociales!
A todos ellos se les olvidó que
uno de los pregones de más grato recuerdo entre los semanasanteros del Marítimo
en la época reciente fue el ofrecido por la primera alcaldesa de la ciudad de
València (sí, la 1ª, Rita Barberá fue alcaldesa de la ciudad más de 2 décadas,
pero NO fue la 1ªmujer alcaldesa de la tercera capital de España) la socialista
Clementina Ródenas en 1990.
Otros maléficos comentarios
apelaban al rechazo de Fuset como pregonero por su condición de “político”. Estos
“activistas” (algunos ignorantes del sentir semana santero) no repasaron la
historia reciente para comprobar que predecesores en el cargo de concejal de
Fiestas (Cultura Festiva con Pere Fuset) en el Ayuntamiento de Valencia como
Francisco Lledó (2012) o Félix Crespo (2005), ya pregonaron la Semana Santa
Marinera. Además de hacerlo el hoy Eurodiputado del PP, Esteban González Pons
en 2009 y el mismísimo expresidente de la Generalitat Francisco Camps en 2002.
Precisamente, el mismo Francisco
Camps que el pasado VIERNES SANTO, en un acto, no solo de falta de respeto a la
sociedad del Marítimo, su tradición, su cultura y su Semana Santa Marinera
(como excelentemente publicó el director del diario Levante-EMV, Julio Monreal)
sino también a la Historia del viejo
Poble Nou del Mar, acompañaba al Arzobispo Cañizares (otro personajillo que ha mostrado nula
sensibilidad e interés por la celebración de la Semana Santa Marinera que no ha
podido manipular) en el Santo Entierro “inventado” por el señor arzobispo en el centro de la ciudad de la misma Valencia que, a orillas del Mar y en esa misma
hora, celebraba el Acto Principal de la Semana Santa Marinera DE VALENCIA. Por
cierto, Celebración declarada Fiesta de Interés Turístico Nacional en el año 2011.
Pero volvamos al inicio. Pere
Fuset el pasado 31 de marzo, ante la presencia de TODOS los partidos políticos
representados en el Consistorio (la polémica tuvo algo positivo, la Iglesia se
llenó de políticos de todos los partidos) pronunciaba un Pregón que es ya
historia por su emotividad, su retrato fiel a unas costumbres y por el respeto
a una historia y un pueblo. Un discurso que obligó al aplauso incluso de
algunos de sus más feroces críticos. Otros, no supieron perder y adoptaron la
medida de no publicar ni en esos medios
digitales (donde habían esgrimido duras campañas contra el pregonero) ni en redes
sociales que el pregón había tenido lugar y había abierto la oficialidad de la
Semana Santa Marinera de Valencia 2017.
Sin embargo, no quiero que sean mis palabras
las que elogien el Pregón de Pere Fuset, recomiendo leer el artículo de D. José
Luis Barrera, aquí enlazado.
D. José Luis Barrera, no solo fue Párroco de la Iglesia de Nuestra Señora de los Ángeles del Cabanyal más de una década, también ocupó varios años el cargo de Prior de la Semana Santa Marinera y así habló del contenido emotivo de un pregonero que acabó su discurso, que inició nervioso, entre lágrimas de emoción (pinchar para leer el discurso)
D. José Luis Barrera, no solo fue Párroco de la Iglesia de Nuestra Señora de los Ángeles del Cabanyal más de una década, también ocupó varios años el cargo de Prior de la Semana Santa Marinera y así habló del contenido emotivo de un pregonero que acabó su discurso, que inició nervioso, entre lágrimas de emoción (pinchar para leer el discurso)
El primer “masclet” había
resultado fallido. No obstante, tras la
excelente acogida por semanasanteros, cabanyaleros, canyamelers i graueros (al fin y al cabo los únicos a los que debería
importar) del Pregón, arribó el momento de las Procesiones.
“No procesionará, no vendrá a
ninguna cofradía”…. Esta vez, sí acertaron... pero a medias.
En efecto, el concejal de Cultura
Festiva y Pregonero 2017 no ha presidido ninguna Eucaristía, ni ha procesionado
en la primera fila tras ninguna imagen en ninguna procesión del programa
oficial de la Semana Santa Marinera 2017. Pero sí ha estado en las calles del
Marítimo desde el Viernes de Dolor hasta el Domingo de Resurrección, todos los
días.
Ha visitado imágenes, se ha situado junto al
pueblo para presenciar las procesiones, ha disfrutado de la gastronomía típica
semanasantera del Marítimo en sus bares, ha dialogado con los vecinos. Y lo ha
hecho entre amigos, sin séquito oficial y sin la necesidad de solicitar a los
vecinos selfies para que ningún community manager de partido se encargue de “vender”
en redes la presencia de éste o aquel polític@ en la Semana Santa Marinera.
Ha querido imbuirse del
sentimiento de un pueblo, empaparse de lo que para nosotros es LA NOSTRA FESTA,
vivir nuestra emoción, caminar por las calles degradadas para comprobar el
estado del barrio, igual que pararse a contemplar los azulejos que anuncian los
pasos del Vía Crucis.
Por todo ello, la Semana Santa
Marinera no cierra su 2017 como un año más. Todo lo contrario, y de ello, seguro que ha
tomado nota el Gobierno de la ciudad.
En este 2017 la tradición, el
espíritu luchador de la gente que habita cercana al mar, el respeto a su
cultura, el honor en la transmisión de generación tras generación de unas
costumbres, nuestra singularidad y personalidad ha sido la ganadora que nos ha
permitido disfrutar de una fiesta en la que procesionan representantes de todas
las tendencias políticas que aman a su pueblo y se enorgullecen, como nosotros,
de sus raíces. Entre ellos, Sandra Gómez, la socialista teniente alcalde de la
ciudad de Valencia o, el otrora concejal de IU en el Ayuntamiento, Amadeu
Sanchis.
La Semana Santa Marinera es mucho
más que la fiesta que, este año con especial ahínco, ha querido “manipular” el
Arzobispo Cañizares retando a convertir las hermandades, cofradías y
corporaciones de la NOSTRA FESTA en asociaciones de fieles y no en asociaciones
culturales como somos hoy. Pidiéndonos rendir cuentas o casi exigiendo “cartilla
de feligrés”.
No, Sr. Cañizarez, No. La NOSTRA
FESTA es hermandad, es solidaridad, y es cultura, porque cultura es plasmar
nuestra historia en los libros, respetar nuestras raíces, vivir nuestra
religiosidad de forma popular y acercarnos con nuestra propia personalidad a
nuestra singular Fe.
Sí ha entendido perfectamente el
sentimiento de la Semana Santa Marinera de València su Prior, D. Jesús Cervera,
párroco de la Iglesia de Ntra. Sra. De los Ángeles que, con su carácter,
afabilidad y su forma singular de extender el mensaje de Dios también durante
los días de conmemoración de la Pasión,
Muerte y Resurrección de Jesús en el Marítimo, logró el pasado Sábado de Gloria
llenar por 1ª vez en la Vigilia Pascual que anuncia la Resurrección de Jesús, la
Parroquia del Cabanyal, en un acto donde estuvieron implicadas todas las
hermandades, corporaciones y cofradías que componen la Junta Parroquial, un
amplio elenco de vecinos, el coro de los Juniors e incluso pequeños que acuden
a la catequesis.
Siguiendo las consignas del Papá Francisco y, sobretodo, por su actitud permanente de generosidad, sus homilías y su personalidad de hombre “machadianamente” bueno, Jesús Cervera ha conseguido mucho más que el Arzobispo Cañizares desde su púlpito con sus rancias arengas, su desprecio a nuestra Semana Santa Marinera y su soberbia.
Siguiendo las consignas del Papá Francisco y, sobretodo, por su actitud permanente de generosidad, sus homilías y su personalidad de hombre “machadianamente” bueno, Jesús Cervera ha conseguido mucho más que el Arzobispo Cañizares desde su púlpito con sus rancias arengas, su desprecio a nuestra Semana Santa Marinera y su soberbia.
Tampoco ha sido 2017 un año más para
la Corporación de Granaderos de la Virgen de la Soledad que han recibido el
título de Real, el primero que otorga el Rey Felipe, la Corporación de
Granaderos de la Virgen que han celebrado el 75 Aniversario de su Dolorosa. Y no
ha sido un año más para la Real Hermandad de Jesús con la Cruz y CristoResucitado que ha conmemorado su 50 Aniversario, mi Hermandad.
Ha sido innegable el trabajo
realizado durante todo un año no solo por la Junta de Gobierno de la Real Hermandad, sino por todos
los Hermanos Cofrades, los compañeros de Parroquial, los vecinos y los amigos
que nos han acompañado en todos los actos programados.
Seguro que se han cometido
errores, y aunque dicen que se han de “perdonar los errores de los eventos
primerizos”, la gente del Cabanyal no nos caracterizamos por ser generosos en
el elogio. Más bien, en muchos casos, hemos de aceptar los dichos populares
como ése que dice que los cabanyaleros somos “fanfarrons, dotors i criticons”.
No obstante, en este momento de
reflexión, personalmente, ha sido un honor, un orgullo y una responsabilidad
saber que, como familia cofrade, hemos estado honrando nuestro pasado, pero
también cimentando los pilares que han de construir nuestro futuro. No ha sido
fácil el terremoto emocional, recordar a los que ya no están, soportar miradas
retadoras, transmitir en palabras sentimientos. Por eso, desde estas páginas,
también quiero agradecer la labor encomendada y la confianza de ésos que ellos
saben quiénes son, han tenido en mí en un largo, difícil y emocionalmente
complicado ejercicio semanasantero.
Hoy cerramos un capítulo. Comeremos paella juntos, empinaremos el catxirulo, nos tomaremos la mona y guardaremos
trajes, atributos, medallas, plantas y cobertores hasta la próxima primavera.
Así es el Cabanyal y el
Canyamelar, principalmente, un barrio de origen humilde, trabajador, pescador,
arraigado al mar con la fuerza que ofrece respirar cada día la brisa que llega
desde los pueblos del Mediterráneo, desde Egipto, Grecia… culturas que han
forjado el espíritu de una sociedad que batalla cada día para seguir
escribiendo páginas de su historia milenaria.
Un barrio, un distrito, un pueblo
(viejo Poble Nou del Mar) que, desestimado el proyecto que nos quería dividir
como pueblo, necesita, no solo de la rehabilitación, sino también, de la inversión,
la confianza y la estima, sí también de la estima, respeto y cariño, no solo de
los dirigentes políticos, sino también del empresariado y de las entidades
culturales de la ciudad.
Somos un pueblo paciente, que ha intentado
integrar siempre, que, a pesar de su lucha, no ha podido evitar la degradación de
algunas de sus calles más emblemáticas como fuera otrora la Calle Escalante o Lluís
Despuig, hoy con aspecto no solo deplorable sino doloroso para aquellos
bautizados en la desaparecida Iglesia de San Rafael (hoy una casa tapiada) o
comprábamos las mejores rosquilletas en el (también desaparecido) Horno la
Estrella.
Cubrir esos huecos, evitar la suciedad, recuperar
la riqueza no va a ser fácil, pero jamás la historia fue sencilla para un
barrio marinero acostumbrado a tempestades, tormentas y a algún “tsunami”
terrenal. Pero, como ya hemos demostrado “solo la lucha que se abandona es la
que se pierde”. Y en el Cabanyal, ni la mar enfurecida ha logrado jamás
engullirnos con sus aguas ni matar nuestras tradiciones, costumbres,
singularidad, arquitectura, cultura e historia.