Aquí estamos. Ya llegó. Según
dicen muchos expertos, comentaristas o analistas, esos que hace tiempo
conquistaron casi todos los medios de comunicación, hoy comienza una nueva era MUNDIAL
con la toma de la posesión como presidente de los EEUU del excéntrico
millonario Donald Trump.
Mi reflexión no es un análisis
que ofrezca un exhaustivo estudio. Servidora no es una especialista del tema,
por mucho que me seduzca el espectro político y especialmente, la investigación
en la comunicación política en todo su sentido de observación, exploración,
asesoramiento y construcción del mensaje…(Gracias Governatia por exacerbar mi inquietud)
Es por ello, que, personalmente
llevo días fascinada con los adioses del matrimonio Obama: sus discursos
finales, rueda de prensa, imágenes (por cierto fantásticas siempre en su uso y
mensaje emitido, sirva de ejemplo la fotografía que aquí incluimosa publicada
en redes sociales por Michelle…Sin duda, pocos personajes han dignificado la
imagen tanto como lo ha hecho la familia Obama )...
En definitiva, hechizada con el
estudio del marketing y la comunicación política que ofrece (y ha ofrecido
desde su candidatura a la Casablanca) Barak Obama. ¿Acaso no ha sucumbido el
contenido al continente político?, ¿no es cierto que la política hoy es más
marketing que doctrina?...
Esta inquietud es la que me ha
llevado a disfrutar con el visionado del último discurso de Barak Obama, hasta
2 veces. La primera fue en inglés y casi en directo. No controlo el idioma,
solo entendía algunas palabras pero era inefable el valor que ofrecía un primer
visionado para un análisis de su poder gestual y la fuerza que, el ya
expresidente estadounidense, realiza de la comunicación no verbal.
Se podría decir, en términos que
indica la PNL que, para una kinéstesica (como servidora), la utilización de
recursos como el gesto, la sonrisa, el
movimiento de manos, la lágrima, su tono de voz, sus silencios, su capacidad
para “erizar la piel” es incontable el valor extraordinario que ofrece
cualquier comparecencia pública del que, desde hoy, será expresidente de los
EEUU.
Su capacidad en la comunicación no
verbal perdurará en los archivos de especialistas como Mar Ortiz, una verdadera maestra en estos análisis y a la que
desde aquí quiero dar las gracias también por todo lo aprendido gracias a sus
fascinantes lecciones.
Totalmente seducida con una
primera visión del último discurso público de Obama, no me resistí a analizar
su contenido. Una alocución plagada de frases que cualquier asesor en
comunicación y/o marketing político soñaría poder crear.
En poco más de 50 minutos de
intervención, Obama demostró el magnetismo que cautivó a millones de
estadounidenses y que lo ha convertido ya en uno de los mejores estadistas de la historia.
Como se dice vulgarmente, “sin
papeles”, el presidente de EEUU desgranó un discurso (seguro estructurado en el
despacho oval, pero asimilado mentalmente para no mostrar ni un solo papel en
su atril) que fue una lección de cómo de excepcional maneja el presidente
norteamericano el poder de la palabra.
Un monólogo “discursal” que
convirtió en un diálogo con una audiencia a la que interpeló y con la que
interactuó en varios momentos de los casi 50 minutos que duró un parlamento que
pasó a ser así una pseudo-conversación con un público que respondía con
ovaciones enfervorizadas cada apelación directa a ellos de su presidente.
Una audiencia a la que, interpelaba en primera persona del plural tanto
como en tercera persona, según convenía al mensaje lanzado en cada momento. Un
detalle que podía ser baladí y, sin embargo, es un recurso maestro
excelentemente utilizado.
Obama alternó su “voy a estar con vosotros...”, “te pido que
creas…” con un “les
pido que se aferren….”, “algunos de ustedes nos acompañaron….””he intentado
reflejar lo que ustedes muestran todos los días….”
Nueva lección del uso de la
palabra por el 44 inquilino de la Casablanca.
El expresidente jugó también con
el perfil de su audiencia. Así para la población madura no escatimó elogios y
mensajes como “Durante 8 años me he inspirado en su energía y he intentado
reflejar lo que ustedes muestran todos los días: corazón, carácter e idealismo”… “ustedes cambiaron el mundo”…
Sin embargo, al referirse a la
juventud alzaba su tono de voz, cambiaba el gesto y emitía mensajes como “ustedes
creen en unos EEUU justos e inclusivos….saben que el cambio constante ha sido
el sello de los EEUU…o debemos temer sino abrazar…el futuro está en vuestras
manos” (juego de la 3ª y 1ª persona más
que intencionado en esta misma frase).
El ayer, el hoy, el mañana de un
país donde el orgullo patrio es referencial. Y casualidad!, en un análisis métrico
(realizado con nubes de las palabras) de las palabras más utilizadas por Obama en su adiós fue precisamente ORGULLO
el vocablo más reiterado: orgullo de su país, orgullo de su gente, orgullo como
padre….
No me atrevo a pronosticar que no
van a tener trabajo los analistas y asesores políticos con Trump, más bien todo
lo contrario. Pero no busquen, no comparen, la oratoria, su gestualidad, su
kinestesia del 44 presidente de los EEUU no la van a encontrar en el número 45 .
Indudablemente, como jefe
ejecutivo se le quedaron muchas cosas por hacer, le faltó tiempo o quizás, las
leyes de la política con las diferencias de corriente de poder entre Senado y Congreso
le impidieron llevar a cabo muchos de sus proyectos. Aunque también puede que debajo del
magnetismo del presidente de color con apariencia de honradez y estilizada
sincera figura, se esconda unos de esos personajes que invaden de promesas
ilusionantes a una ciudadanía sabedores (aunque no se amedrante por ello) que
van a decepcionar por no cumplir precisamente con sus programas electorales
conscientemente.
Personalmente, no lo creo. Si en el siglo
XX fue John Fitzgerald Kennedy el presidente
referencial, en este siglo XXI, a pesar de vivir todavía en sus inicios,
difícil tendrá algún político superar como estadista a Barak Obama.
En un mundo
tecnificado, donde los asesores han pasado de elegir la corbata y preparar los
discursos a controlar hasta nimios detalles, no pueden haber diseñado un
personaje tan, comunicativamente excepcional en sus apariciones si no es por la
capacidad innata de la fuerza natural de la materia prima.
A Obama le habrán modificado
muchas cosas, pero su capacidad de liderazgo es prodigiosa. Se le podrá
demonizar o mitificar, pero es indiscutible que son muchos los factores que
Obama ha exhibido para que, cualquier nuevo aspirante a participar en la
administración de la RES PÚBLICA, no intente incluirlos (bajo su propia
personalidad) en su aprendizaje.
Personalmente, seguiré utilizando
a Obama por su singularidad, su oratoria, sus gestos, su actitud, su
vestimenta, su solvencia, su imaginación para aprender y aprehender.
Tal vez, si fuéramos varios los
que profundizáramos en su estudio podríamos discernir con facilidad entre los
mensajes erróneos, intransigentes y anacrónicos de pazguatos y la destreza, audacia
e inteligencia de los personajes que nos ofrecen momentos impecables, signos de
pericias memorables e iconos carismáticos.
Obama finaliza su mandato. Solo
la historia lo revestirá de la grandiosidad o no, porque hoy sí comienza una nueva
era, la de otorgar valor a su capacidad de liderazgo y su oratoria, la de uno
de los mejores oradores de la historia.
Si el “we can” es frase
histórica, no menos memorable es ya el “yes, we did, yes we can”