miércoles, 10 de septiembre de 2014

HOMENAJE AL UNIVERSO FUTBOLÍSTICO


     Nació con el fin de entretener y a lo largo de la historia ha sido bautizado como “el opio del pueblo”. Aquellos que satirizan un deporte que a la par es un juego y que en este mundo globalizado se ha convertido, junto con solo un reducido grupo de actividades, en uno de los universos mercantilistas más potentes del planeta, no entenderán que, a pesar de todo y, sin embargo, el fútbol no puede librarse de aquello que lo determinó en su raíz y caracteriza cada día su expansión y crecimiento: la pasión, la euforia, el encanto, en definitiva, el sentimiento.

     Que es un negocio para unos pocos y un mercado para muchos es algo tan obvio que no obstante, no reduce ni un ápice de emoción para el aficionado (hombre y mujer).  
 
     No contrariaré a quien considera que se trata de una droga social que representa perfectamente el “al pueblo pan y toros” de regímenes dictatoriales, no discutiré que en ocasiones, el fútbol ha sido una herramienta con la que hipnotizar a sociedades, pero personalmente no puedo evitar rendir pleitesía a un deporte, un juego, una actividad o un mercado, que consigue el abrazo ante el compañero de asiento en un estadio del que no sabes el nombre y solo te une el placer que durante un pequeño instante, provoca un gol.

     Esa religión del siglo XXI a la que se han rendido genios, intelectuales, sociedades, y pueblo llano por igual, sigue singularizando lo que convierte al hombre en animal sensible: la capacidad para emocionarse.

     Los que amamos el universo futbolístico, por mucho que seamos denostados, somos capaces de vivir con máxima pasión no solo aquello que sucede en un campo de futbol sino todo aquello que lo envuelve. Y para sentir e impregnarse de esa capacidad de sentir como futbolero recomiendo la visita a un lugar donde el simbolismo ha encumbrado a este deporte desde su cuna: Inglaterra.

     Los que viven en fútbol aman los rituales que acompañan muchos de los momentos de vida de este deporte donde nació, pero no voy a describir ahora la amalgama de emociones de un partido vivido en las islas, mi rincón acoge ahora la capacidad para honrar a ese deporte que ofrece una visita al National Football Museum ubicado en Manchester.

    No soy yo una persona que se pierda en museos con asiduidad pero, quizás la coyuntura emocional ha sensibilizado mi capacidad de sentir entre pasillos que cuentan historias, reviven hazañas, honran a personas, idolatran momentos, describen hazañas…

     Porque el fútbol es muchas cosas y todo eso te lo ofrece un paseo por este museo donde entre otras cosas te sorprende el homenaje a todos los estamentos que participan de este juego. Todos tienen aquí su espacio. Desde luego son los futbolistas los que copan sus más laureados espacios, los equipos, los trofeos, pero también aquí se honra al balón, no olvidan el simbolismo de los escudos, los equipajes, recuerdan gestas en una atmosfera que igual lo impregna de dramatismo (de erizarse la piel el lugar donde se recuerda la catástrofe del avión de Múnich del Manchester United en 1958) como de divertimento pedagógico (grandes espacios de juegos que didácticamente ilustran a que los niños amen lo que representa este deporte).

     Personalmente ha sido inevitable no toparme con la morriña, la melancolía y el recuerdo al parar ante el espacio en el que se dignifica, como casi nunca había sentido en ningún momento ni lugar, al periodista deportivo.  Entender que forman parte del universo futbolístico y rendirle homenaje representa la grandiosa capacidad de estima que esta sociedad inglesa ofrece a lo que es más que el deporte rey.

     Fue fantástico escuchar una retransmisión histórica de la BBC que tú mismo puedes elegir, porque aquí, en el National Football Museum, están los archivos de la BBC de sus retransmisiones de fútbol por la radio. Puedes acceder a temblar de emoción eligiendo los 5 momentos más grandes de cada uno de los 92 clubs de la liga y de la selección.

(Envidia, lágrimas, corazón en llama al comprobar este homenaje a la radio mientras en mi propia casa, casi 25 años de historia del fútbol valenciano han quedado silenciados y con poca perspectiva para que, algún día, nuestros propios hijos, puedan tener acceso a esos entrañables momentos. Ay, del sangrante silencio al que ha condenado a mi sociedad los regentes políticos).

     Aquí hay radio, hay prensa y hay televisión, conscientes que el futuro solo se escribirá con el homenaje permanente a todos los participantes de espectáculo futbolístico.
 
 

          Esa fue sin duda mi mayor sorpresa. Nada queda sin retratar en el National Football Museum. Por supuesto, se exponen  la reglas del juego y su evolución, las tácticas, pero también tiene su escenario el fútbol femenino, se repasa lo dicho, retratado y dedicado por grandes artistas como Picasso a este deporte y en ese repaso y, al igual que es inevitablemente elogiable el espacio dedicado a los med.com, no menos plausible es el rincón que ilustra el trabajo de los servicios médicos en los clubs de fútbol, otra de las labores imprescindibles y casi nunca dignificada. Hasta llegar aquí.

     Tal vez no sea el más completo lugar, puede que incluso no sea el más ilustrativo o recomendado, pero personalmente, que sí gusto de enajenarme de la realidad entre exposiciones con imágenes, dibujos, historias o sonidos, fue realmente el paseo por el National Football Museum uno de esos instantes que te impregnan lejos del terreno de juego de la inevitable fuerza pasional que de forma singular te ofrece este deporte, juego, espectáculo y sí, negocio, pero bendito siempre deporte rey: el fútbol.

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