domingo, 4 de octubre de 2015

INVERTIR EN CULTURA

     El futuro de una sociedad se gesta en un presente donde la oferta cultural es la semilla más fácil para inculcar el abanico de principios y valores que hagan prosperar a todo un pueblo. En este sentido, el asesinato cultural que las instituciones políticas han infringido a la sociedad que me acoge, lleva años ofreciendo como fruto el continuo mantenimiento en las responsabilidades de gobierno a actores que, lejos de expandir la educación entre los ciudadanos, ha extendido un bagaje ínfimo de alternativas culturales.

     Servidora no es poseedora de una educación cultural extensa en algunas artes, sin embargo, como tantos y tantos ciudadanos, gusta de visitar Museos, acudir a charlas, y visionar todo aquello que pueda aportar, no solo un mayor enriquecimiento cultural, sino que, también, posibilite el acceso a esas emociones que solo desde la contemplación de un cuadro, el disfrute del escuche de una obra musical o el paseo entre esculturas se puede conseguir.

      No resulta sencillo evadirse de las preocupaciones coyunturales que cada individuo ha de afrontar cotidianamente, pero si existe una posibilidad de conseguir esa enajenación, es el ARTE. El Arte en todas sus expresiones es quizás el mayor de los estímulos para una mejora social.

      Por esta razón, resulta enormemente gratificante comprobar cómo, en solo unos meses, mi sociedad ha pasado del acceso limitado a determinadas acciones culturales a poseer una  amplia y diversa cartelera rica en manifestaciones tan dispares como interesantes.


     Hace unos días tuve la oportunidad de visitar el IVAM. Mi última visita fue hace ya algunos meses (tal vez años) para presenciar una exposición extremadamente decepcionante, aunque envuelta de un halo mediático que ofrecía el famoseo del artista. (Ahora sensación nada sorprendente tras conocer que en 10 años el IVAMdilapidó más de 10 millones de euros).

    Solo unos días después intenté aprovechar la oportunidad de visitar el Palau de la Generalitat como simple ciudadana, un comentario en RRSS me ayudó a recapacitar al observar la enorme cola de gente que se agolpaba para poder acceder al mencionado edificio, “Esto es hambre de puertas abiertas, de patrimonio, de conocimiento, de cultura…..”.

     Ayer mismo el Palau de les Arts iniciaba su programación de celebración de diez años de su inauguración, con la programación de la ópera La Boheme. Un evento que, según indican las crónicas, contó con  “mucha presencia de público y pocas corbatas”. El emblemático edificio va a ser abierto (¡¡¡por fin!!) al público general con una campaña de precios asequibles para acceso a sus obras programadas.


      Es decir, a la sociedad que, incapaz de pagar el precio desorbitado de las otroras elitistas entradas del edificio “poseído” por las instituciones del PP que han regido esta Comunidad los últimos dramáticos años,  entrarán, o están entrando estos días, por primera vez, en un edificio que no pagarán ni en varias décadas futuras.

     Esto es el acceso a la cultural que la ideología que ahora rige las instituciones valencianas quiere facilitar. Estas son las decisiones que el pueblo siente como positivas. Estos son los motivos que permiten creer en el futuro de esta sociedad.

     Porque no resulta difícil invertir en cultura salvo que quien decida desculturalizar a su pueblo sienta pánico por el sentir y el pensar de una sociedad que, solo sumida en la ignorancia, podrá ser manipulada en conciencia, pensamiento e intelectualidad.


     El miedo a la cultura solo es el resultado de la mediocridad de quien lo padece, por eso, ahora sí, Valencia vuelve a recuperar el esplendor cultural que merece una tierra que hace solo unos años vio nacer a Sorolla, Benlliure o Blasco Ibáñez entre otros.

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