ARTÍCULO PUBLICADO EN HORTANOTICIAS.COM MARTES 19 DE MAYO DE 2015
El
recibimiento al equipo a su vuelta de tierras gallegas, con cerca de una
veintena de seguidores en el aeropuerto de Manises y con ninguna traca ni tan
siquiera en el Distrito Marítimo, no ha sido, ni mucho menos, la celebración
que el reto alcanzado merece. Aunque sí, esta actitud de los seguidores es el
fruto de una semilla que ha germinado las dos últimas campañas entre club/equipo
y afición entre los que, inevitablemente, existe un preocupante divorcio. Por
mucho que una y otra parte escondan, disimulen o se nieguen a reconocer.
El
Levante UD continuará la próxima temporada en Primera División. Por primera
vez, en sus 106 años de vida, la entidad granota permanecerá seis campañas
futbolísticas de forma consecutiva en la máxima categoría del fútbol nacional. Porque
sí, los milagros existen.
El
hito conseguido el pasado domingo en Riazor, donde el equipo volvió a
vagabundear por el campo a la espera de ese golpe de suerte que, al final, vino
de los pies y la cabeza de un levantinista de corazón y sangre blaugrana como
es Vicente Iborra (uno de los mejores futbolistas que ha tenido esta entidad en
toda su trayectoria, futbolística y humanamente y quizás, uno de los últimos
símbolos identificativos del Levante del S.XXI), siendo lo más importante, ya no
es suficiente.

Cuando
existe amor, pero son incompatibles muchos factores de convivencia, algo deja
de fluir en la pareja y la separación es real, aunque se comparta casa, mesa y
cama.